BUENOS AIRES, 18 Abr. (Mario Poliak) -
La ex ministra de Defensa kirchnerista Nilda Garré cuestionó la compra por parte del Gobierno de 24 aviones caza de fabricación norteamericana por ser "viejos" y señaló que "para poder ejercer el poder de disuasión, son necesarias armas como las que ofrecía China".
No descartó "presiones británicas" para que Argentina se conformara con los F-16 recientemente adquiridos a Dinamarca y, por otra parte, criticó la oportunidad de la compra, en medio de la grave crisis económica y social.
También se refirió a la situación de violencia que se vive por el accionar de bandas narcos que operan en Rosario y advirtió que se debe prohibir la participación de las Fuerzas Armadas en materia de seguridad interior.
Garré habló en ocasión de inaugurarse el Centro Argentino para la Defensa Nacional y la Soberanía, un foro encargado del seguimiento de las políticas oficiales en esa área de gestión.
Si bien coincidió en la necesidad de mejorar el equipamiento de las Fuerzas Armadas, fue crítica acerca de la compra de los aviones F-16, cuyo costo final asciende a 650 millones de dólares.
En ese sentido, dijo que "los aviones son viejos, no eran los que convenían comprar. No sabemos con qué armamento van a venir; no debería sorprender que existan presiones británicas".
"Para que las Fuerzas Armadas puedan ejercer el poder de disuasión, es necesario tener armas como las que ofrecía China", agregó, refiriéndose a las más modernas aeronaves JF-17 Thunder.
En tal sentido, la ex ministra de Néstor y Cristina Kirchner sostuvo que "además de ser nuevos y de última generación, la oferta de China contemplaba una financiación con plazos de gracia".
"En sus reciente visita a la Argentina, la jefa del Comando Sur, generala Laura Richardson, y el director de la CIA, William Burns, fueron terminantes en decir: 'Con China nada. Sin atenuantes ni matices'", advirtió.
También se refirió a las leyes de Defensa Nacional y de Seguridad Interior, aprobadas por consenso de más de 30 años de democracia, que "determinaron que la participación de las Fuerzas Armadas en seguridad interior es absolutamente excepcional".
Si bien admitió que la última de esas normas prevé la constitución de un comité de crisis, aclaró: "Pero no un mamarracho como el que creó el presidente actual (Javier Milei), que incluyó a sus amigos y embajadores de países extranjeros", en alusión a la participación del embajador de Israel, Eyal Sela, en una reunión de Gabinete en la Casa Rosada.
También recordó que el decreto reglamentario de la Ley de Defensa Nacional, dictado por Kirchner en 2006, limitó la intervención militar a casos de agresiones externas, con el agregado de que deben ser ataques de fuerzas estatales.
Expresó que "las Fuerzas Armadas habían mantenido la capacidad de autorregularse, con la visión mesiánica que los llevaba a creerse que eran la reserva moral de la República".
En ese sentido, acotó que "las limitaciones del decreto 727/2006, derogado por Mauricio Macri, pero repuesto por Alberto Fernández, eran para terminar con esa autorregulación militar y empezaron a poner orden".
Al referirse a la participación castrense en el combate al narcotráfico y el crimen organizado, que volvió a ponerse en agenda, opinó que "no es casualidad. Es el listado de las políticas de los Estados Unidos, que quiere instalar el discurso de las nuevas amenazas y usar a los militares como guardias nacionales o policías especializadas".
"Los países que usaron las Fuerzas Armadas en esos temas, las han dañado, las metieron en ámbitos sórdidos y de fuertes niveles de corrupción", previno.
Advirtió finalmente que "este presidente, lo quiere hacer a través de DNU. Es necesario mantener a las Fuerzas Armadas en su función natural y no hacerles cumplir automáticamente las políticas de Estados Unidos", y aseguró que "los propios militares no quieren ser usados para esa tarea".