BUENOS AIRES, 18 Abr. (Mario Poliak) -
La Universidad de Buenos Aires (UBA) está en pie de guerra: en casi todas las facultades se vienen realizando asambleas públicas que confluirán en la gran marcha que estudiantes y profesores, con el apoyo de partidos de izquierda y organizaciones sociales, realizarán el próximo martes a Plaza de Mayo.
Mientras tanto, las clases en esa casa de estudios se vienen desarrollando prácticamente a oscuras, dado que ya no puede pagar las facturas de luz y se ve obligada a recortar gastos.
En muchos casos, los ascensores no funcionan, como en la Facultad de Medicina, donde los alumnos deben subir hasta 17 pisos por escalera. El uso de los elevadores quedó reservado solo a personas con movilidad reducida.
La medida se adoptó tras recibir una factura de luz millonaria, cuando la Universidad debe manejarse con un presupuesto calculado en 2023, con una inflación interanual que ronda el 300%.
Esta semana circuló una resolución del Consejo Superior de la UBA, en la que se informó a las autoridades de todas las dependencias de una serie de pautas para afrontar la emergencia presupuestaria.
"A partir del día de la fecha se baja a la utilización mínima de los servicios básicos de funcionamiento debido a la emergencia presupuestaria que se da por el congelamiento del presupuesto universitario", anunciaron este martes las autoridades de la Facultad de Medicina, mediante carteles pegados a lo largo del edificio de Paraguay y Junín.
Por su parte, la comunidad educativa de la Facultad de Medicina convocó para esta tarde a un "abrazo solidario al Hospital de Clínicas", dependiente de esa casa de estudios, como paso previo a la marcha del 23 que arrancará en el Congreso y culminará frente a la Casa Rosada.
Por el momento, el Gobierno se niega a asignar nuevas partidas y el vocero presidencial, Manuel Adorni, minimizó, días atrás, la situación, al afirmar que "por una factura de luz no van a cerrar las universidades".
Al mismo tiempo, en las redes sociales se hicieron virales los videos de estudiantes mostrando cómo atraviesan el ciclo universitario en penubras. En las imágenes se ven pasillos en completa oscuridad, donde se ven obligados en algunos casos a utilizar linternas o a realizar largas colas para abordar el único ascensor habilitado.
Las luces en las aulas solo se encienden 30 minutos antes del comienzo de la actividad académica, y permanecen así hasta 30 minutos después de su finalización. Tampoco se permite la utilización los aires acondicionados ni calderas.
Asimismo, no se otorgarán nuevas becas ni se realizarán más actividades de extensión. Los únicos exceptuados de estas normas de austeridad son los hospitales de la UBA, como el Clínicas.
La Resolución, que data del 10 de abril, fue motivada "por una reducción del 26% en términos nominales y del 80% en términos reales (respecto del presupuesto devengado 2023)", precisó el Consejo Superior.
En otras facultades de la UBA, que posee destacables desempeños en rankings internacionales, la situación no es mejor. En Ciencias Exactas y Naturales, por ejemplo, sus autoridades lanzaron un contador para calcular cuánto tiempo le queda, que hoy descendió hasta los 42 días.