El TPLF dice que Adís Abeba busca "desviar la atención de sus violaciones graves y continuadas" del acuerdo de paz de 2022
MADRID, 9 Oct. (EUROPA PRESS) -
Las autoridades de Eritrea han tildado este jueves de "farsa engañosa" las acusaciones de Etiopía sobre sus supuestos esfuerzos junto a una facción del Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF) para "lanzar una guerra" contra el país africano y ha denunciado el "provocador ruido de sables" desde Adís Abeba durante los últimos meses.
El ministro de Información de Eritrea, Yemane Meskel, ha indicado en un comunicado en su cuenta en la red social X que la carta del Ministerio de Exteriores etíope al secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, para presentar sus denuncias "es asombrosa por su descaro" y "constituye un acto extremo de duplicidad".
"Día tras día durante los últimos dos años, el mantra político del Partido de la Prosperidad --el partido gubernamental de Etiopía-- ha girado en torno a obtener 'acceso soberano al mar a través de medios legales si es posible y fuerza militar si es necesario'", ha manifestado, antes de resaltar que "la intensa campaña de propaganda dirigida a avivar las ambiciones irredentistas ha estado acompañada de un ruido de sables temerario y provocador".
"En estas circunstancias, la última carta (por parte de Etiopía) es una farsa engañosa y un insulto a la inteligencia del pueblo etíope y de la comunidad internacional en general", ha explicado, al tiempo que ha reiterado que Eritrea ha defendido en todo momento la necesidad de no caer en provocaciones y evitar una guerra, tal y como indicó en julio de 2024 el presidente del país, Isaias Afewerki.
Por su parte, el TPLF ha enviado una misiva a Guterres para rechazar las acusaciones de Adís Abeba y acusar al Gobierno central de "intentar desviar la atención de sus violaciones graves y continuadas" del acuerdo de paz alcanzado en noviembre de 2022, que puso fin a dos años de conflicto entre el grupo tigriña y las tropas gubernamentales, apoyadas por Eritrea.
"Es profundamente lamentable que, en lugar de centrarse en una verdadera aplicación del Acuerdo de Pretoria, el Gobierno federal parezca interesado en desviar la atención de la comunidad internacional a través de historias inventadas y campañas de difamación contra el TPLF", ha dicho, en lo que enmarca en "acusaciones imprecisas y motivadas políticamente" contra la formación.
En este sentido, ha hecho hincapié en que las acusaciones de Adís Abeba son "totalmente infundadas" y ha argumentado que los contactos entre comunidades de Tigray y Eritrea "deberían haber sido reconocidos como un paso constructivo y positivo de cara a la construcción de paz y la reconciliación regional, en lugar de ser presentados de forma errónea como una conspiración para un nuevo conflicto".
El TPLF ha sostenido por ello que el Gobierno parece "preparar un caso para otra guerra en la región" y ha insistido en que, a pesar de los "graves desafíso" exitentes, está abierto a un diálogo con las autoridades, "reconociendo que la paz no puede sostenerse a través de la coacción o la exclusión, si no a partir de la confianza mutua, la justicia y el entendimiento político", según ha informado el diario etíope 'Addis Standard'.
Por ello, ha reclamado a la Unión Africana (UA) y otros actores internacionales que apoyen los esfuerzos para restaurar la confianza y mantener en pie el acuerdo de 2022 argumentando que "la carta enviada por el Ministerio de Exteriores etíope supone un vuelco peligroso de la realidad y un intento de presentar al agresor como la víctima y a la víctima como al agresor".
El grupo ha alertado de la "creciente militarización en Tigray y sus alrededores" y ha dicho que "cientos de miles de familias desplazadas siguen viviendo en condiciones duras, privadas de refugio, comida y servicios sanitarios", antes de incidir en que "estas medidas amenazan con revertir la frágil paz que el Acuerdo de Pretoria buscaba garantizar".
AUMENTO DE LAS TENSIONES
La reacción de Eritrea y el TPLF ha llegado después de que saliera a la luz la carta enviada por Etiopía, en la que denunció que el país vecino y el grupo tigriña han formado una alianza llamada Tsimdo y aseguró que estuvieron implicados en una reciente ofensiva por parte de la milicia Fano en la región de Amhara (norte). En este sentido, dijo que "la colusión entre el Gobierno eritreo y la facción de línea dura del TPLF se ha hecho más evidente durante los últimos meses", incluidos "preparativos activos para lanzar una guerra contra Etiopía".
El ministro de Exteriores etíope, Gedion Timothewos, acusó a ambas partes de "financiar, movilizar y dirigir a grupos armados como la milicia Fano para expandir el horizonte del conflicto", implicándolas directamente en una reciente ofensiva de este grupo destinada a tomar la localidad de Woldiya, asegurando incluso que miembros del TPLF participaron directamente en la misma, en violación del acuerdo de paz firmado en 2022, que derivó en la creación de una autoridad interina en Tigray encabezada por un representante del propio grupo tigriña y alineada con el Gobierno central, un pacto que ha sufrido altibajos durante los últimos años.
El intercambio de acusaciones supone una muestra más del deterioro de las relaciones bilaterales, marcadas por las tensiones desde que Eritrea lograra en 1993 la independencia de Etiopía, que derivó en una guerra entre ambos entre 1998 y el año 2000 y que dejó a Etiopía sin acceso al mar Rojo, algo que pide para poder potenciar su economía.
Las relaciones mejoraron en 2018 tras la llegada de Abiy Ahmed al cargo de primer ministro de Etiopía, algo que se vio reflejado en el apoyo de Eritrea a las fuerzas gubernamentales etíopes en la guerra contra el TPLF entre 2020 y 2022, si bien desde entonces los lazos se han vuelto a agriar ante las acusaciones de Eritrea contra el país vecino por sus supuestos planes para hacerse con el control del puerto de Asab.
Las tensiones han ido igualmente al alza entre el Gobierno central y parte del TPLF, especialmente después de que las autoridades prorrogaran el mandato de la autoridad interina en Tigray, creada a raíz del acuerdo de paz de 2022, y anunciaran el nombramiento de Tadesse Worede como nuevo presidente del organismo en sustitución de su predecesor, Getachew Reda, quien fuera portavoz del grupo tigriña.
El cese de Getachew tuvo lugar después de la suspensión de varios alcaldes y militares por supuestas actividades que "se desvían de las decisiones gubernamentales" y suponen "un riesgo de arrastrar a la región a un conflicto interno" y de que acusara directamente a Eritrea de respaldar a una facción del grupo enfrentada con sus políticas.
Finalmente Abiy intervino para intentar calmar las aguas a través de la sustitución de Getachew, tras lo que hizo hincapié en que "Etiopía no tiene intención alguna de implicarse en un conflicto con Eritrea", con sus exigencias para obtener acceso al mar Rojo como telón de fondo, que provocaron igualmente durante los últimos años numerosas tensiones con Somalia.