ARGENTINA, 28 Aug (EUROPA PRESS)
Un nuevo estudio reveló que los impactos indirectos de las guerras en sociedades no estatales, como la Europa neolítica (entre el 7000 y el 3000 a.C.), pudieron haber causado fluctuaciones significativas y prolongadas en la población. Publicado en el Journal of the Royal Society Interface, este trabajo muestra cómo el miedo y la angustia generados por los conflictos no solo resultaron en víctimas directas sino también en cambios profundos en los patrones de asentamiento humano.
Investigaciones anteriores del Complexity Science Hub Vienna, lideradas por Peter Turchin, Daniel Kondor y un equipo internacional, sugerían que los conflictos sociales, más allá o junto con factores ambientales, influían notablemente en el crecimiento y declive poblacional. Ahora, añaden que la amenaza de conflicto pudo haber llevado a la gente a concentrarse en zonas consideradas más seguras, como cimas de colinas, elevando la mortalidad y reduciendo la fertilidad por la superpoblación.
"Nuestro modelo muestra que el miedo al conflicto provocó descensos de la población en zonas consideradas peligrosas. Este movimiento a lugares más seguros potencialmente generó mayor mortalidad y una menor fertilidad en dichas áreas," explicó Kondor.
La continuación de la amenaza restringió el asentamiento de grandes extensiones de tierra. Detlef Gronenborn, del Centro Leibniz de Arqueología en Maguncia, Alemania, comentó que los hallazgos de la simulación están en completa armonía con evidencias empíricas, aclarando cómo en ciertos sitios se observó el abandono de tierras agrícolas y una migración hacia posiciones más defendibles, marcadas a menudo por la construcción de vastos sistemas de defensa.
Peter Turchin añadió que esta acumulación de personas en sitios específicos pudo haber fomentado el aumento de las disparidades de riqueza y el desarrollo de estructuras políticas que legitimaban estas diferencias, lo cual, indirectamente, habría sido crucial para la formación de unidades políticas mayores y el nacimiento de los primeros estados.
Para simular la dinámica poblacional de la Europa neolítica, el equipo empleó un modelo computacional validado con datos arqueológicos, incluyendo mediciones de edad por radiocarbono. Este innovador enfoque no solo permite entender las causas detrás de las fluctuaciones poblacionales sino que también abre caminos para interpretar evidencias arqueológicas futuras, tales como indicadores de superpoblación o patrones de uso de la tierra.
"Utilizando métodos de ciencia de la complejidad, desarrollamos modelos matemáticos para analizar el ascenso y la caída de sociedades complejas e identificar factores comunes," indicó Turchin, resaltando la importancia de la colaboración interdisciplinaria y el potencial que esta tiene para enriquecer la comprensión histórica. Este estudio, entonces, no solo aporta luces sobre los efectos indirectos de los conflictos bélicos en las sociedades antiguas sino que también subraya el valor de integrar diversas disciplinas en la investigación histórica y arqueológica.