Publicado 18/11/2025 06:39

¿Frenar o acelerar? Muchos conductores toman la decisión equivocada ante un semáforo en amarillo

¿Frenar O Acelerar? Muchos Conductores Toman La Decisión Equivocada Ante Un Semáforo En Amarillo
¿Frenar O Acelerar? Muchos Conductores Toman La Decisión Equivocada Ante Un Semáforo En Amarillo - UNSPLASH

MADRID 18 Nov. (EUROPA PRESS) -

Casi cualquier conductor se ha encontrado en esta situación: circula hacia una intersección regulada por semáforo y, justo a unos metros del cruce, el verde cambia a amarillo. Durante ese instante, breve pero decisivo, la pregunta se repite una y otra vez en la cabeza: ¿debo frenar o continuar?

La escena es tan cotidiana que la mayoría actúa por intuición, por costumbre o incluso por presión del tráfico que viene detrás. Pero, aunque pueda parecer una elección personal, la normativa es clara y determina exactamente qué debe hacerse ante una luz amarilla.

Y lo sorprendente es que muchos conductores creen actuar correctamente cuando en realidad están cometiendo un error que puede traducirse en una infracción grave.

QUÉ SIGNIFICA REALMENTE EL SEMÁFORO AMARILLO

El Reglamento General de Circulación establece el significado de cada luz del semáforo en el apartado dedicado a los semáforos circulares para vehículos. En el caso del ámbar fijo, la instrucción es inequívoca: la luz amarilla fija obliga a detener el vehículo igual que si se tratara de un semáforo en rojo, salvo que la detención resulte insegura porque el coche esté ya muy próximo a la línea y frenar pueda provocar un riesgo.

Esto implica dos cosas:

Si puedes frenar con normalidad, debes hacerlo.

Solo está permitido pasar cuando detenerse de forma repentina pueda provocar un accidente, por ejemplo un alcance del vehículo que circula detrás.

En otras palabras, el ámbar no es una invitación a acelerar para "aprovechar" los últimos segundos. El criterio central es la seguridad y no la rapidez.

La situación cambia ligeramente cuando la luz amarilla aparece en modo intermitente, algo habitual en glorietas, cruces con visibilidad reducida o pasos de peatones dotados de pulsador. En estos casos no es obligatorio detenerse, pero sí extremar la precaución y ceder el paso cuando sea necesario. Además, este tipo de semáforo no anula otras señales complementarias, como un stop o un ceda el paso, que deben obedecerse igualmente.

MULTAS Y CONSECUENCIAS

Las consecuencias de actuar de manera incorrecta pueden ser más serias de lo que muchos imaginan. La infracción más habitual asociada a esta situación es entrar en el cruce cuando la luz ya ha cambiado a rojo, algo que puede ocurrir fácilmente si se decide "ganar el amarillo" a base de acelerar. Saltarse un semáforo en rojo constituye una infracción grave, sancionada con 200 euros y la pérdida de cuatro puntos del permiso de conducir.

Además, no respetar una señal que obliga a detenerse, aunque no llegue a materializarse en un cruce en rojo, también puede ser sancionado. Y, si la maniobra pone en peligro a otros usuarios, la conducta podría considerarse conducción temeraria.

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