Publicado 27/11/2025 07:43

Un estudio internacional prueba que el 'mosquito del metro de Londres' ya existía hace un milenio en el Mediterráneo

Daniel Bravo, el investigador de la Universidad de Córdoba que ha participado en el estudio.
Daniel Bravo, el investigador de la Universidad de Córdoba que ha participado en el estudio. - UCO

CÓRDOBA 27 Nov. (EUROPA PRESS) -

El conocido como 'mosquito del metro de Londres' ya existía hace más de un milenio en el Mediterráneo, según ha concluido un estudio internacional en el que ha participado el investigador de la Universidad de Córdoba (UCO) Daniel Bravo, que reescribe así la historia del mosquito 'Culex pipiens molestus', cuyo origen se situaba erróneamente hace 200 años en zonas subterráneas de la capital británica.

Así y según ha informado la UCO en una nota, durante décadas, los libros de texto, la literatura científica y los artículos de divulgación han afirmado que el 'Culex pipiens molestus', el mosquito capaz de reproducirse en sótanos, túneles y estaciones de metro y que pica preferentemente a humanos, había surgido en Londres y el Norte de Europa hace apenas un par de siglos, a partir de la variante que pica a pájaros, 'Culex pipiens form pipiens'.

El insecto alcanzó su fama durante la Segunda Guerra Mundial en la capital británica y parecía tan perfectamente adaptado a la vida subterránea que se asumió que debía haber evolucionado allí, convirtiéndose en un ejemplo clásico de evolución rápida en ciudades modernas.

Ahora, un artículo publicado en la revista 'Science', liderado por la Universidad de Princeton y en el que ha participado el investigador de la UCO Daniel Bravo, refuta por completo esta teoría, y revela que el mosquito surgió en realidad hace más de un milenio en el Mediterráneo u Oriente Medio, siglos antes de que aparecieran los primeros sistemas de metro europeos y a miles de kilómetros de distancia.

Los análisis genómicos desarrollados en el marco del estudio internacional "cuentan ahora una historia radicalmente diferente", según ha explicado la profesora asociada en Princeton y coautora principal del estudio, la doctora Carolyn McBride. De hecho, el trabajo apunta a que el mosquito ya estaba adaptado a convivir con humanos hace más de mil años, probablemente asociado al desarrollo de las primeras sociedades agrícolas en el Mediterráneo oriental o el antiguo Egipto.

TRANSMISIÓN DEL VIRUS DEL NILO

Tal y como ha explicado el investigador del Departamento de Parasitología de la Universidad de Córdoba Daniel Bravo, el hallazgo no sólo cambia la forma en la que es entendida la adaptación urbana, sino que también ayuda a clarificar cómo se produce la transmisión del virus del Nilo Occidental (VNO).

Según ha detallado el doctor Bravo, las dos formas del mosquito 'Culex', tanto la 'pipiens', que pica a aves, como la 'molestus', que pica preferentemente a humanos, "a veces hibridan, y cuando lo hacen pueden originar mosquitos que pican, tanto a aves, como a personas, lo que facilita que el virus salte al ser humano".

Ahora, el trabajo muestra que la hibridación real es mucho menos común de lo que se pensaba, y se concentra sobre todo en grandes áreas urbanas, donde la densidad humana es mayor. De hecho, tal y como indica el primer autor del trabajo, Yuki Haba, los datos revelan que la urbanización, más que la latitud, favorece la mezcla genética entre formas.

Este cambio de paradigma implica, por lo tanto, que los riesgos de del VNO no dependen únicamente de la presencia de mosquitos, sino también de la propia configuración urbana. "Nuestro trabajo proporciona nuevos conocimientos sobre cómo este mosquito varía genéticamente de un lugar a otro, información que creemos que nos ayudará a comprender mejor el papel que desempeña esta especie en la transmisión del virus del Nilo Occidental de las aves a los humanos", según ha subrayado Daniel Bravo,

Esta cuestión es importante, pues, a juicio del investigador de la Universidad de Córdoba, "para la salud pública es clave saber dónde y cuándo se hibridan estas poblaciones, porque ahí es donde se genera el puente epidemiológico de transmisión de patógenos hacia el ser humano".

Obtener estos resultados, según ha aclarado, no ha sido sencillo. Ha requerido la colaboración de alrededor de 150 organizaciones de todo el mundo para reunir 12.000 muestras de 'Culex pipiens' que reflejaran adecuadamente su diversidad geográfica y genética.

El artículo pone de relieve, además, la necesidad de incrementar los muestreos comparativos entre áreas rurales y urbanas, así como la importancia de desarrollar marcos de vigilancia genómica que permitan evaluar los cambios espacio-temporales en la estructura de estas poblaciones.

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